Estos muchachos son la quintaesencia del mercado de Atarazanas. Algunos consideran el entorno del pescado como un mundo sucio y maloliente pero estos chicos demuestran que ese mundo es hermoso, limpio y pulcro.

Deslizan quirurgicamente sus cuchillos para preparar preciosos lomos de atún, salmón o merluza. Esto es quizás lo mas destacable y hermoso pero también hay que pagarlo, en cambio, los precios son bastantes razonables incluso para los numerosos chefs, principales clientes, de restaurantes de la zona que acuden a sus puestos.

Habitualmente puedes encontrar la tripulación de este puesto en el bar Eva disfrutando de una cerveza bien fria  cuando acaban su ardua faena de trabajo.